El tio Julio...así le llamaban los cabros del barrio Rodelillo, era amigo de todos los perros vagos, se preocupaba de los indigentes, les conseguía atención médica o ayuda social, se manejaba el viejo reclamando los derechos de otros, aunque a él apenas le alcanzaba para llegar a fin de mes con su escueta pensión y la de la tía María, pero se las arreglaban.
Me venía a buscar a Stgo para pasar los veranos con ellos, como desde los nueve años, el era el cojo, de los que pasaban las peliculas en los cines de la época, recuerdo , el Rívoli, Metro.
Cuando me llevaba al Rívoli, las funciones comenzaban como a las dos de la tarde, me compraba unos dos kilos de duraznos peludos maduros, en esos típicos carretones que se paran en las esquinas. Veía toda la tarde la misma pelicula, pero no me aburría, me dedicaba a recorrer y a encontrar el mejor asiento del cine, estaban casi todos desocupados.
Al pricipio me gustaba ver las peliculas desde la ventana chica, la que ellos miraban para ver cuando se acababa el rollo, o se cortaba la cinta, ahí rapidamente paraban la maquina pescaban las dos puntas les echaban acetona, la pegaban y vamos denuevo, la gente gozaba gritando " Ya po cojo, los mas pungas, ya po cojo conchetumadre" el tio se reia, se lo tomaba con humor
A veces me conseguía pases para algunos estrenos en otro cine, a los que ibamos con la tia María, mi tia era de campo, muy alegre, cariñosa, me daba desayuno en la cama en las mañanas, después ponía musica para animarse con el aseo y me hacía bailar con ella.. je je je María deja tranquilo al niño- Dejalo que baile ohhh le respondía ella.
María no sabía muchas cosas, lo contrario de Julio, el siempre le corregía cariñosamente, errores gramaticales o cosas medias locas de ella.
Un día teniamos entradas para ver Tiburón, de repente aparece la musica fuerte y ataca la estrella de la pelicula, María grita a todo chancho -! AAaaayy Mira el tremendo jurel! El cine lleno y todos cagados de la risa.. menos yo.
El tio se tomaba su cañita en el plan, me llevó a conocer donde solía tener su vida social juvenil, creo que era amigo de Arturo Moya Grau, de los músicos del casino de Viña, de un pintor desconocido, que me regaló dos acuarelas, en hojas chicas de block, todos bohemios, un lugar que me quedó grabado fue ese que tiene banderas de todas las nacionalidades,
segun él, las dejaban los marinos que llegaban en barcos de otros paises, como recuerdo, a las chicas con las que habían pasado alegres veladas.
los fines de semana llevaba a todos vecinos chicos a recorrer las quebradas del cerro Baron, también con los perros, facilmente una docena, encontrabamos cachureos a los que les daba alguna utilidad, cuando no le encontraba uso práctico, los clasificaba como artísticos. A veces lograbamos sacar cocos de las palmeras, canoas que servian como fruteras, soquetes e interruptores de lamparas viejas.
Siempre nos escuchaba, nos daba importancia, tenía el tiempo de responder tambien a las inquietudes de todos los cabros, hasta de los vecinos.
Los paseos a la caleta Portales a comprar pescados, una anguila que tuve que comer por curioso
La tia murió de cancer, alcancé a despedirme de ella, estaba muy lúcida. Del tio no pude, su hermana no avisó hasta que estuvo enterrado.
Te mereces mucho más, mejor escrito y que mucha gente sepa lo bondadoso y desinteresado que fuiste, es mi humilde homenaje tio Julio Valenzuela Navarro.